Mis pendientes ordenados

El dilema de dónde colgar los pendientes me perseguía: ya tenía un maniquí de cartón-piedra para los collares pero los pendientes se mezclaban y confundían en cajas y joyeros. La última vez que visité Pegamín, mi tienda de manualidades de siempre, al ver este maniquí de repente lo vi todo claro. Lo forré primero de guata para hacerlo acolchado, y luego cogí una tela rosa de piqué. Con la silueta del maniquí pensé en qué divisiones eran las más acertadas, y las rematé con un biés alegre y de contraste. Pinté de rosa las partes visibles en madera, y le añadí una cajita de fieltro fucsia a los pies, inspirada en un diseño que el otro día Anabel nos mostraba en su blog. Ésta la voy a dedicar a los pendientes que no son colgantes, y que cuestan más de poner en las líneas. Tanto la guata como la tela están sujetas a la madera con la grapadora que uso para tapizar, y la pasamanería está pegada con cola blanca para ocultarlas.

Ahora sólo me queda poner en marcha la fábrica de pendientes porque lo veo un poco vacío... :)